jueves, 8 de mayo de 2014

Capítulo siete: séptimo infierno.

Su penetrante mirada paralizó mis sentidos. No podía parar de temblar, tampoco de mirarlo...Me estremecí, él sonrió.
-¿Estabas espiando?- su mirada se mostró fría.
-¡Aléjate de mí! No...¡No se quién eres pero tengo un arma!- me arrastré hasta la mochila y saqué el revólver. Pareció sorprenderse pero rápidamente cambió el semblante. 
-Es tan antiguo que es imposible que funcione.-sonrió triunfante y dio unos cuantos pasos en mi dirección.
-No...¡No te acerques!- apunté al chico con mi arma descargada. 
-Levanta, tranquila.- me tendió su mano. Yo me levanté sin quitarle el ojo de encima y, por supuesto, sin su ayuda.- Como guste.
Me acerqué a mis cosas lentamente, manteniendo los ojos fijos en él, sin dejar de observar sus movimientos. Me tambaleé. El rió. Agarré la mochila y salí corriendo en dirección contraria. Debía salir de allí lo antes posible. El miedo y la incertidumbre me obligaban a correr más despacio y a tropezarme con cualquier cosa. Mientras corría, sentía que alguien venía detrás, sin embargo, no iba a quedarme para comprobarlo. Intentaba avanzar a zancadas cada vez más grandes pero lo único que conseguía era trastabillar con más frecuencia. Se acercaba cada vez más y yo cada vez tenía menos fuerzas. No conseguía respirar adecuadamente por lo que suavicé el ritmo de la carrera. El pecho me ardía, me estaba ahogando. De pronto, una rosa negra cayó en mis manos desde el cielo. Me sobresalté. ¿Quería decir que iba a morir? La lancé hacia atrás y solté un grito desesperado, pero cuando quise dar un paso hacia adelante, me encontré de frente con alguien que me aplastó contra su duro pecho e inmediatamente después saltó por encima mía hacia quien me perseguía. Giré el rostro, apenas se veía nada. Fijé la vista en los dos seres que se mordían y se intentaban aniquilar. De repente uno de ellos le despedazó un brazo al otro y, tras murmurar algo ininteligible para mí, atravesó el cuerpo de su adversario con la mano derecha, arrancándole el corazón y salpicando todo de sangre. Sentí un terrible mareo y cerré los ojos.

Desperté y miré a mi alrededor. Mi habitación seguía en orden. Me incorporé y sentí la cabeza cruelmente pesada. La presión de mis vasos sanguíneos aumentó cuando vi sobre la colcha una rosa negra que brillaba según le alcanzara la luz de la luna. Observé cuidadosamente la habitación, la ventana estaba abierta de par en par. Exploré mis ropas en busca de manchas de sangre o algún descosido. Nada. ¿Ha sido una pesadilla? Examiné la rosa. ¿O tal vez no? Intenté recordar lo que había soñado, aunque no estaba segura de si realmente había sido un sueño, aún así no conseguí acordarme de nada. Me froté la cara con las manos. De repente sentí que alguien me acechaba. Giré la cabeza hacia la ventana y vi cruzar, de un extremo a otro, una sombra.
-Buenas noches, Ánima.-una voz macabra y a la vez encantadora se escuchó afuera. Aquel tono de voz resultó para mis oídos como el aroma de una planta carnívora para una mosca pero fui capaz de reaccionar. Me levanté corriendo y cerré la ventana, corrí las cortinas y suspiré aliviada. Después, me llevé las manos a la cabeza y me desmoroné, deslizándome por la pared, mirando con tentación aquella lúgubre flor tendida sobre mi cama....

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión es más importante que la de cualquiera de los personajes y, además, me ayuda a mejorar día a día.
Estaría muy agradecida si dejaras un comentario.
¡Quiero saber tu opinión!
:D